viernes, 11 de abril de 2014

Møns Klint... un Acantilado danés

Mi último viaje había finalizado el 20 de enero del presente año, y desde ese día, había pasado la mayor parte del tiempo en Copenhagen. Visitando la ciudad, saliendo a tomar fotos, reuniéndome con amigos... hasta enfermo conocí el Hospital, pero eso es otro cuento, y nada de que preocuparse, hay Pancho para rato! Ya eran más de 2 meses sin viajar, y los ahogos propios de un viajero, ya estaban comenzando (en Chile, conocido como Síndrome Olguita Marina). Revisando el foro de couchsurfing, veo de una sugerencia para ir a Møns Klint, no sabía que era, pero me interesó, busqué información sobre el lugar... y era espectacular, así que me anoté para ir de viaje a este lugar.


Revisando información en varios blogs, se veía que llegar allá no era simple. Había que tomar el tren con destino sur hacia Vordingborg, y luego tomar una combinación de buses (primero el 660R y luego el 667). El primero de ellos llega hasta Stege, localidad principal de la Isla Møn, y el segundo hasta Klintholm Havn, pero hay que bajarse antes de llegar a este pueblo de pescadores. Se sabía además que aún no era temporada, y que los buses de acercamiento nos dejarían a un par de kilómetros de destino... a cruzar los dedos para que el tiempo sea bueno... el resto, nada que preocuparse, esto es pura aventura... y mucho caminar!!

Ya habíamos tomado el tren, y ya estábamos en Vordingborg, sólo nos quedaba el tramo de los buses... y caminar!!... A fin de cuentas, no era tan complicado como decían los blogs, era solo tomar la combinación de buses. Conversamos con la chofer, y nos indicó donde debíamos bajar para ir a Møns Klint... había que caminar sólo 6 kilómetros, estaba más o menos despejado, pero hacía mucho viento... y para nuestra desventaja, viento en contra. Además, pensamos en la opción de hacer dedo, pero no pasó ningún vehículo en la dirección que necesitábamos... así, no nos quedó más remedio que caminar... y seguir caminando!

Al llegar al lugar, las vistas desde la cima del acantilado eran espectaculares. Bastante bosque, y unas paredes verticales blancas que daban hacia el mar Báltico. Afortunadamente, habían pocos turistas, lo que facilitó mucho el acceso al lugar, y el sector era prácticamente para nosotros... teníamos bastante tiempo, así que pudimos caminar relajadamente... contemplar... descansar... tomar fotos... respirar... y por sobre todo, disfrutar!

La playa de este acantilado era bastante pequeña, en algunos tramos, había que esperar el retroceso de las olas para avanzar; aún así, vimos a 2 personas que bajaban por las escaleras para ir hacia allí y caminar bordeando el acantilado, y el mar Báltico. ¿Por qué no hacerlo? Estamos acá, y no debería ser mucho. Así que decidimos ir allí para poder recorrer el acantilado, y tener otras panorámicas... y sentir la brisa marina desde mucho más cerca.


Sólo debíamos dirigirnos hacia las escaleras, y descender por sus peldaños, el cartel antes de bajar nos indicaba que serían tan sólo 15 minutos, pero no fue así, el tiempo fue mucho menor... el problema en sí no era descender... sino que posteriormente era volver a subir a la cima del acantilado nuevamente (me hizo recordar mis tiempos en Iquique, donde algunos días subía y/o bajaba a pie los 27 pisos del edificio ¬¬). Llegando arriba, alguien nos dijo que eran tan sólo 400 peldaños de esta escalera. Y aún nos quedaba volver... caminando!!

Les había comentado anteriormente del relajo y de la maravillosa vista que se tenía desde la playa. Obviaré escribir, solo vean la fotografía... creo que esta imagen vale por mil palabras.
Luego de esta maravillosa visita, nos quedaba volver... volver caminando a Klintholm Havn, o lo más cercano a este lugar. Decidimos realizar una nueva ruta, de tan sólo 7 kilómetros. Llegamos a la parada del bus a eso de las 17.35 horas, y allí nos dimos cuenta que habían buses cada 2 horas, y el anterior había sido a las 17.15...

Por nuestra suerte, pudimos hacer dedo para volver a Stege, luego de intentar más de 6 veces, y así no tener que esperar casi 2 horas para poder tomar el siguiente bus, y no saber exactamente que pasaría con la siguiente conexión de bus y luego el tren.
Esta isla de Møn tiene paisajes muy bonitos, mucho campo rodeado de mar, mucho verde, pequeñas lomas, y casas muy esporádicamente. No es mucha gente la que vive aquí, en la capital, Stege, por ejemplo, viven menos de 4.000 personas.

Fotografía Gentileza de Ewelina
Con mi compañera de viaje (y de muchos kilómetros recorridos) Ewelina, con quien realicé este maravilloso viaje a Møns Klint, lugar que quizás nunca hubiese conocido si no fuese por ella.
"El viajar no se trata sólo de mirar y coleccionar lugares en tu vivir, se trata de ir más allá; de asociar lugares a emociones, de vivir y compartir el sentimiento de estar en el lugar. Si bien muchas veces he sido un viajero solitario, he tenido la suerte de tener a alguien cerca en cada una de mis aventuras. Los viajes no se miden en kilómetros recorridos, sino en amistades hechas"




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